Con “La Rezadora” inicia en el Istmo de Tehuantepec Programa Cultural C-15*

** La obra será presentada en la calle Seminario, barrio Soledad, a las 19:00 hrs.

Será en Santo Domingo Tehuantepec donde inicie este viernes 13 de noviembre el programa de estímulo a la creación artística que otorga la Secretaría de las Culturas de Oaxaca (SECULTA), que recorrerá cuatro municipios de la región del Istmo: Salina Cruz, Juchitán, Ciudad Ixtepec y Tehuantepec.

La obra “La Rezadora”, poesía en escena, es una pieza que viene precedida de dos participaciones importantes en el ámbito cultural nacional: el Encuentro Internacional de Poesía Casa del Lago, extensión universitaria UNAM, que se celebró el pasado abril en Médico DF; y el Interfaz, convocado ISSSTE Cultura, realizado a mediados de octubre en el Centro Cultural San Pablo, que coordina la Fundación Alfredo Harp Helú, en la ciudad de Oaxaca.

Rezadora es la obra ganadora del primer concurso del festival Poesía en Voz Alta, donde participaron poetas como Jerome Rothemberg, de los Estados Unidos, Sergei Pey, de Francia, y Francisco Hernández, destacado poeta mexicano.

El jurado del programa de Fortalecimiento Artístico y Cultural de las Iniciativas Ciudadanas, C-15 de la SECULTA, integrado por Carlos Turok, Laura de la Mora Martí, Luis Enrique Ramírez Hampshire, y Saúl López Velarde, entre otros, seleccionó la pieza “La Rezadora”, poema en escena, del poeta tehuantepecano César Rito Salinas, como uno de los 50 proyectos beneficiarios entre un total de 128 proyectos de toda la entidad que participaron en el presente año.

Rito Salinas mencionó que uno de los objetivos de “La Rezadora” es sacar a la poesía de los libros y ponerla en la calle o el patio de un vecino.

___ ¿Con su pieza busca hacer nuevos públicos para la poesía?

____ El poema ocurre en la vida de la gente o no existe, no creo en exquisiteces excluyentes; será necesario volver a ese principio creativo para que no se ausente de las comunidades la palabra humana, que es la primera medicina contra todos los males de nuestro tiempo.

Zanates y navíos

Los hombres van por el camino vestidos de rojo contra incendio. Tengo la mirada puesta en los alambres del telégrafo. Una mujer me planta un seno en la oreja izquierda. En el camino al puerto la mañana calienta las horas en el comal de ojo azul, que arde. Desperté poetoso, miserable. En la mañana voy con camisa de cuello duro, como sacerdote en domingo de celebración. Los hombres van al trabajo con el rostro verde de los desdichados. Los miro a todos doblar la esquina mientras doblo mi cara en la cartera para que mis labios besen tu fotografía. La escritura adolescente sale a mi encuentro como bolígrafo perdido en los asientos del camión. Una revelación o un hallazgo. El puerto sale al camino como gallo bravo, agita las alas de los muros dispuesto a la guerra. Poemas, lentes, audífonos. Traigo mi vida en el camino con un chulo desmadre. Toda la letra se pierde. El puerto va en la espalda de una mujer, en la curva de su hombro, en los tirantes del brasier, en la risa que rebota contra la banca del parque donde esperan los hombres el camión de la refinería petrolera. El hombre trepado en la escalera desenreda un mástil. El puerto amanece en el pico del zanate.

Una caja de Corm Flakes

Foto: Buenas tardes:
Una caja de Corm Flakes
No todas las heridas supuran
Hipócrates, Aforismos
Para Eusebio Ruvalcaba, en su cumpleaños 63
La acción salió al mediodía, habrá volado de libros. Águila o sol. Alguien apuesta su dinero contra otro que apuesta sus libros. ¿Cara o cruz? La lista de jugadores podrá ser tan larga como se difunda, corran la voz. La ciudad está llena de gente sin juicio y empobrecida. El azar inicia con la ausencia. Con los tiempos que corren, mal gobierno y peores curas, hacen que no exista el dinero para comprar libros. La gente está sola y necesita compañía, imaginaciones que traigan noticias, que vuelen en letras.  El problema es uno y el mismo de todos los tiempos, no hay dinero.  La propaganda dice, leer para ser culto. Viejos conflictos nuevas soluciones. La apuesta. ¿Es salvaje apostar libros? ¿Será incivilizado arriesgar el poco dinero en la letra ajena? La apuesta implica un estadio bárbaro.  La gente joven quiere futuro. La lectura es una actividad del futuro, siempre se le pospone. Los jóvenes no tienen dinero, no trabajan, no hay empleos para los soñadores,  no estudian, no hay saber para el anhela o simplemente son ludópatas que adoran el correr de la adrenalina sobre el aire que respiran. Es bueno estar vivo, inventarse causas para conseguir objetivos. Los apostadores de libros forman una logia secreta en la ciudad. El hecho es uno y es simple, resulta atrayente el salir del antro, puede llamarse Nueva Babel, con el altero de libros de poesía y narrativa, cuento y novela, asuntos varios. Resulta que es bueno ser ganador. El aire es más aire con las manos repletas de libros. Los apostadores son sólo gente sin plata, mal respiran. El libro confirma, limpia el aire, otorga destino. Realmente es bueno salir del antro con libros, tan bueno como salir de fiesta la noche del sábado con una mamy sexy.   
E, feliz cumple

No todas las heridas supuran Hipócrates,

Aforismos Para Eusebio Ruvalcaba, en su cumpleaños 63.

La acción salió al mediodía, habrá volado de libros. Águila o sol. Alguien apuesta su dinero contra otro que apuesta sus libros. ¿Cara o cruz? La lista de jugadores podrá ser tan larga como se difunda, corran la voz. La ciudad está llena de gente sin juicio y empobrecida. El azar inicia con la ausencia. Con los tiempos que corren, mal gobierno y peores curas, hacen que no exista el dinero para comprar libros. La gente está sola y necesita compañía, imaginaciones que traigan noticias, que vuelen en letras. El problema es uno y el mismo de todos los tiempos, no hay dinero. La propaganda dice, leer para ser culto. Viejos conflictos nuevas soluciones. La apuesta. ¿Es salvaje apostar libros? ¿Será incivilizado arriesgar el poco dinero en la letra ajena? La apuesta implica un estadio bárbaro. La gente joven quiere futuro. La lectura es una actividad del futuro, siempre se le pospone. Los jóvenes no tienen dinero, no trabajan, no hay empleos para los soñadores, no estudian, no hay saber para el anhela o simplemente son ludópatas que adoran el correr de la adrenalina sobre el aire que respiran. Es bueno estar vivo, inventarse causas para conseguir objetivos. Los apostadores de libros forman una logia secreta en la ciudad. El hecho es uno y es simple, resulta atrayente el salir del antro, puede llamarse Nueva Babel, con el altero de libros de poesía y narrativa, cuento y novela, asuntos varios. Resulta que es bueno ser ganador. El aire es más aire con las manos repletas de libros. Los apostadores son sólo gente sin plata, mal respiran. El libro confirma, limpia el aire, otorga destino. Realmente es bueno salir del antro con libros, glamuroso como salir de fiesta la noche del sábado con una mamy sexy.

El 30-30

 Los pronósticos de muerte o curación siempre son falibles, especialmente en las enfermedades agudas. Hipócrates, Aforismos El hombre era más negro que la noche en que se perdió el cuche. Para más señas le dieron en la infancia el sobrenombre de Marrano Trompudo. ___ Quiero coger –dijo a su compañero de mesa mientras miraba en la luz de la calle el culo parado de una adolescente. Sus amigos lo conocían bajo el nombre de Marrano Trompudo pero el hombre prefería que le dijeran MT, que pronunciaba así, a lo gringo. La tarde ocurrió en el bar 30-30, allá por el rumbo de la colonia Rodrigo Correa, la dueña del local, una salvadoreña blanca, permitía al grupo de burócratas municipales que el sábado en la tarde bebieran caguamas y leyeran poemas. No hacían daño a nadie. La asistencia era regular en la mesa de los poetas, la propietaria tenía hijas bellas que sonreían a la clientela. ___ Pinche Michel –dijo MT en medio de un poema de José Cadenas, alguien leyó esa tarde un poema de Cadenas-, quiere cobrar y no ayuda a cargar sillas. MT no perdía de vista la bolsa negra donde llevaba los cables del proyector. Apretó la resolana de agosto. El 30-30 se llenó de voces que transpiraban. El municipio pretendía dar atención a la demanda ciudadana de servicios culturales y programó un ciclo de cine ambulante, sobre el neorrealismo italiano. Ese sábado en la mañana MT recibió la descarga de su suerte, habló con su prima. ___ Me quiero morir, me van a casar, hermano –dijo MT en el momento en que alguien hablaba en la mesa de Nietzsche; las voces de los poetas sólo barruntaban tormenta. Siguieron más cervezas, quizá demasiadas, nadie volvió a los poemas. Sonó la marimba. Aquella tarde no hubo cine callejero, la atención a la demanda cultural se detuvo. Toda la noche se escucharon en la calle los pasos de los borrachos entre las hojas del almendro. Hablaban a gritos de una ciudad lejana, el nombre de la ciudad donde vivía un autor literario, el nombre de una mujer (Olivia Castillejos, te amo, gritaban a coro). La llovizna trajo el canto los gallos. En la mañana temprano una mujer comentó mientras se vestía para salir al mercado: ___ Ni gracia, ayer no dieron cine.

El niño

Demasiado está el mundo con nosotros
Wordsworth
Una anciana camina con la cesta repleta de botellas de mezcal. Claramente escucho el tintineo. Llevamos demasiadas ancianas pegadas al recuerdo. Somos un niño que juega en el patio y mira pasar a la anciana o espera el paso de la anciana. Perros y moscas siguen a la anciana. La canasta es la residencia del deseo. Ella lo sabe y cubre el mandado con una manta. Las ancianas son pudorosas, por maldad. Somos el niño que juega a todas horas en el patio, antes del canto del gallo, con el lucero claro. Al mediodía el patio es el ala de la mosca, frágil y sucio. Al entrar la noche el patio semeja un libro que nadie lee. Somos el niño que juega a todas horas. La pelota se estrella en el piso, los rosales, la ventana. La vieja regresa de sus tantos asuntos y deja la canasta en la ventana. El mezcal tierno se aparece en el patio, juega la pelota, corta una rosa, trepa al muro. Soy o quiero ser el niño que juega en el patio.

Guillette

El mezcal es una medialuna, corta tus muñecas. El filo de la hoja relumbra en la tarde. Ella puede llamarse Guillette. Te hará un corte limpio, nadie lo podrá ver en tu velorio. Siente que tu sangre riega la calle, desde que naciste. La tarde junto a tu madre, tus hermanos. La tarde del lápiz labial, del trabajo escolar en la casa junto a la carretera. La luz del mezcal camina en tu alma, obedece su llamado. Las veredas afiladas llevan al mezcal, al viento que es tu amigo, desde el tiempo del primer recuerdo. Anda, toma la medialuna, corta el aire. Eleva la luz con la yema de tus dedos.

Un lugar de la tierra

Bahía la Ventosa en un lugar junto a un mar que nadie contempla, donde habitan vientos que corren a 120 km/hr., huracanes de nivel cinco entre la escala de los más feroces huracanes; en esa tierra pasé los años de mi niñez, ese tiempo me entregó facultades para existir ante el derrumbe. La Ventosa, el sitio al que se le niega su lugar en el mapa de las desgracias. La tormenta tropical avanza a pasito de cumbia. ¿O será chachachá? Siete kilómetros al norte, vientos sostenidos de 55 km/hr y rachas de 75. Lo que no vendría siendo un mambo en sax. Al Golfo de Tehuantepec llegan todos los vientos que pueden azotar el macizo continental, de Alaska a la Tierra de Fuego. Ahí se levanta un caserío de buzos buscadores de percebe y ostión, gente que existe entre la reventazón de las olas, pescadores con el alma infestada de amaneceres y perros sarnosos de la playa. Al lugar lo frecuentan las aguas iluminadas de la refinería petrolera, el viento negro que sale de la fraccionadora de gasolina, el amarillo verdoso del azufre. Un tren que pasa de largo, silba y retumba la tierra como señal del adiós de todas las tardes. Ahí está el faro de Cortés que dio luz a las carabelas que arribaron a California, resiste sarro y vientos. Salitre y arena. El olvido es un viento fuerte con rachas de más de 120 km/hr que habita entre ruinas. En Bahía la Ventosa crecen los hombres de la cerveza que discuten a diario marejadas y desgracias, borracheras pasadas. Mal tiempo. El viento fuerte los dejó en un pasado rectangular, todo el mar de los océanos es principio y fin del patio de la cantina. La hora mala del viento le es propicia al hombre para sumarse a las marcas del gargajo en el muro, las botellas vacías de cerveza, las moscas. En la sombra de la cantina los hombres llevan la espalda cargada de cicatrices como valva de ostión grande cundido de liquen. Boris, pongamos por nombre Boris, el huracán aúlla en la playa. Los hombres llevan las orejas acostumbradas a los aullidos, la mujer, el hambre, el fantasma de los ahogados que llaman sin descanso. Un gargajo no lleva registro en la basura. Los hombres son gargajo de cantina, amarillo y verde. La Ventosa está junto a un mar que no es agua, es aire fuerte que conduce mujeres a la hamaca prendidas a la pañoleta roja de sus cabellos.